El arte de no amargarse la vida - Reseña crítica - Rafael Santandreu
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El arte de no amargarse la vida - reseña crítica

El arte de no amargarse la vida Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Autoayuda y motivación

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: 

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 9789872267339

Editorial: Grijalbo

Reseña crítica

“El arte de no amargarse la vida” es la recopilación de saberes adquiridos por el autor durante más de diez años de trabajo como psicólogo.

Aprenderás a no quejarte jamás, a apreciar tus infinitas posibilidades y a que tu mirada aprecie la belleza de la vida en cada momento, independientemente de lo que suceda.

Lee este libro con la mente abierta y verás que su contenido puede cambiar tu vida. ¡Tú puedes convertirte en una persona fuerte y feliz!

Transformarse es posible

El principal enemigo del psicólogo es lo que llamamos neuroticismo, que es la práctica de amargarse la vida mediante la tortura mental. La depresión, la ansiedad y la obsesión son nuestros principales oponentes, y cuando nos dejamos atrapar por ellos, lo que perdemos es la facultad para vivir plenamente.

La vida es para disfrutar, amar, aprender y descubrir, y solo podremos hacerlo cuando hayamos superado la neurosis (o el miedo, su principal síntoma).

Es lógico dudar acerca de la posibilidad de transformarnos en una persona fuerte y emocionalmente estable. Todos tenemos la impresión de que el carácter no se puede transformar.

Pero hoy en día sabemos que, con la guía adecuada, no solo es posible, sino que todos, hasta el más vulnerable, pueden conseguirlo: la psicología actual ha desarrollado métodos para ello. Podemos forjarnos una vida libre de miedos, abierta a la aventura y plena de realizaciones.

Cuando hayamos transformado nuestra mente, seremos capaces de gozar de las cosas pequeñas y grandes de la vida, podremos amar y dejar que nos amen con mayor intensidad, y tendremos serenidad interior.

Cambiar es posible. Nos costará un esfuerzo continuado, pero se puede lograr. Transformarse en alguien positivo es esencial para disfrutar de la vida. La fuerza emocional es lo principal para poder ser feliz donde quiera que estés. 

No necesitar nada y sentirse libre, tener una gran capacidad para disfrutar de la vida, apreciar hasta las lágrimas las cosas hermosas del mundo y experimentar una profunda armonía es posible, está asegurado.

El método

Solemos tener la impresión de que los hechos externos, lo que nos sucede, impactan sobre nuestras vidas produciendo emociones. Existiría así una asociación directa entre suceso y emoción.

La psicología cognitiva, nuestro método de transformación personal, nos dice que esto no es así. Entre los hechos externos y los efectos emocionales existe una instancia intermedia: los pensamientos.

Son las ideas, las interpretaciones de los hechos y los diálogos internos los que generan una emoción. Detrás de cada emoción negativa exagerada existe un pensamiento catastrofista. A este tipo de creencias las llamamos irracionales. Se caracterizan por ser falsas (por exageradas) e inútiles (no ayudan a resolver problemas), y por producir malestar emocional.

Las emociones solo son posibles a partir de determinados pensamientos. La clave para el cambio está en aprender a pensar de una forma más eficaz, ya que la principal distorsión cognitiva consiste en tomarse todo a la tremenda y anticipar desgracias.

Una de las vías clásicas para convertir en un hábito la nueva forma racional de pensar y sentir se trata de detectar las creencias irracionales y reemplazarlas por creencias racionales.

Para poder encontrarlas, debes analizar el malestar emocional diario y detectar qué creencias irracionales lo provocan.

Una vez descubiertas las ideas irracionales, el siguiente paso es combatirlas para demostrarnos a nosotros mismos su falsedad. Luego, debemos reemplazar esas ideas por creencias racionales.

Estas creencias son antiterribilizadoras. Busca argumentos y convéncete de que las creencias racionales son las correctas. La clave es la perseverancia; no claudiques por nada del mundo.

Las personas más vulnerables a nivel emocional tienden a evaluar todo lo que les sucede o podría sucederles en el peor extremo, el más catastrófico.

En terapia cognitiva se enseña a las personas a evaluar lo que les sucede con criterios objetivos, es decir, lo más ocercanos a la realidad, que permitan la sana comparación, abiertos al mundo de manera constructiva, y con conciencia filosófica.

Cuando nos habituamos a evaluar de una forma más exacta, realista y positiva, nuestras emociones se vuelven mucho más serenas. 

La sana comparación es una condición esencial para poder evaluar con mayor corrección y tener una mente más saludable.

La mayoría de las veces, las adversidades no son tan malas como imaginamos. Por ello, es conveniente desarrollar una buena conciencia filosófica en la vida. Todos tenemos opciones, y esa es la puerta que nos permitirá disfrutar de la vida incluso en situaciones complejas.

Aprender a evaluar lo que nos sucede con realismo y objetividad nos hace más fuertes y tranquilos. Uno de los mejores criterios para saber si algo es “un poco malo” o “muy malo” es preguntarse: “¿En qué medida eso me impide hacer cosas valiosas en mi vida?”.

Las creencias irracionales hacen que afloren en nosotros emociones exageradas, especialmente la emoción del miedo, porque crean un universo personal lleno de terribles amenazas. Pero tenemos que aprender que estas amenazas solo existen en nuestra cabeza. La vida es mucho más sencilla, segura y alegre que todo eso.

Deseos y necesidades

Cuando somos vulnerables a nivel emocional, estamos llenos de exigencias. Cuando no se cumplen, nos enfadamos, nos deprimimos o nos llenamos de ansiedad, y les echamos la culpa a los demás o al mundo, o, lo que es peor, a nosotros mismos.

Las exigencias sobre uno mismo, sobre los demás y sobre el mundo están en la base de la vulnerabilidad emocional. Lo mejor es olvidarse de esos “debería ser”, renunciar a esas ideas y aprovechar lo que sí tenemos, lo que la realidad pone a nuestro servicio. No nos afecta lo que nos sucede, sino lo que nos decimos sobre lo que nos sucede.

En la mente de las personas maduras hay una especie de línea imaginaria que distingue claramente “deseo” de “necesidad”. Un deseo es algo que “me gustaría” ver cumplido, pero que no necesito.

En cambio, una necesidad es algo sin lo cual realmente NO puedo funcionar. La realidad es que las necesidades del ser humano son el agua, la comida y la protección frente a las inclemencias del tiempo. Nada más.

Los deseos causan placer. Las necesidades inventadas producen inseguridad, insatisfacción, ansiedad y depresión. Sin embargo, las personas tenemos una fuerte tendencia a crear necesidades ficticias a partir de deseos legítimos.

Tenemos que mantener siempre a raya los deseos, que están muy bien siempre y cuando sean solo divertimentos en una vida que ya es feliz de por sí. Si los deseos no se cumplen, no pasa nada; no los necesitamos para sentirnos plenos.

Ya hemos visto que las necesidades inventadas son de las principales fuentes de neurosis. En realidad, ser débil a nivel emocional es siempre una consecuencia del hecho de necesitar en exceso.

Por eso, una de las estrategias más eficaces para sanar es reducir las necesidades. Se trata de un ejercicio mental. Consiste en convencerse de que si bien los deseos son válidos y legítimos, si los transformamos en necesidades se convierten en problemas.

Para alcanzar nuestros objetivos, es mejor desear moderadamente, adquirir las habilidades necesarias para lograrlo, trabajar bastante y tener un poco de suerte, y saber que a veces incluso haciendo todo eso, no llegamos a lograrlos. Pero recuerda: no son necesidades vitales.

Existen dos mitos iniciales en el cambio terapéutico: el mito de la bondad de la preocupación y el mito del todo vale en el terreno de los sentimientos.

En primer lugar: “Es bueno preocuparse”. Esto es falso. Lo mejor es ocuparse sin preocuparse en absoluto. Segundo mito: “Como yo lo siento es correcto”. Esto también es falso. Existen sentimientos exagerados y, por lo tanto, ilógicos e incorrectos.

Es importante que no uses a la soledad y el aburrimiento como excusas para angustiarte. Estas sensaciones no son tan desagradables, a no ser que te convenzas a ti mismo de ello.

La dificultad neurótica a la hora de tomar decisiones es fruto de terribilizar sobre las consecuencias negativas de los errores. Esos errores y sus consecuencias no son horrorosos, así que relájate. Verás que así es más fácil decidir.

Las relaciones personales

La vergüenza y el ridículo son sensaciones molestas, pero experimentarlas de vez en cuando no es el fin del mundo. Nos liberamos definitivamente de la necesidad de aprobación de los demás cuando comprendemos que “estar abajo” no es ningún problema.

Ser capaz de estar en ese lugar con buen humor te hace superior y te permite disfrutar más de la vida. La vergüenza y el temor a hacer el ridículo se vencen pensando bien, no enfrentándose a ellos. Nadie necesita a nadie, así que tampoco necesitamos la aprobación de los demás.

Nadie es perfecto, ni nosotros ni los demás. La clave de las buenas relaciones es pedirle a cada cual lo que pueda dar y no lo que no pueda dar. Es mejor sugerir que exigir el cambio en los demás; piensa que quejarse es la mejor forma de arruinar una relación. Podemos renunciar a muchas cosas de nuestra pareja y ella también puede hacerlo.

Hay que evitar entrar en las necesidades irreales de los demás. Las mejores estrategias frente a alguien que terribiliza son el amor, el humor y el surrealismo. No te amargues cuando no obtengas lo deseado. Sé capaz de emplear otras estrategias diferentes a la exigencia para obtener muchos mejores resultados.

Si queremos obtener algo de los demás, es mejor seducirlos para que nos lo den, pero nunca exigirles nuestra voluntad.

La gente que nos rodea no necesita nuestras atenciones. Por el contrario, devolverles la fuerza y la responsabilidad sobre su vida hará que gocen de sus capacidades. La mejor estrategia frente a familiares que se quejan es cambiar de conversación.

La conducta racional no consiste en defenderse, sino en no sentirse atacado nunca y no tener problemas con que nos critiquen. Además, no te preocupes por las recaídas, son parte del proceso de aprendizaje.

El trabajo y la salud

Un punto clave es no pensar que el trabajo de uno es esencial porque lo necesitamos para vivir o porque tiene relevancia social. Ese es el camino más directo hacía el problema más grave en la actualidad: el estrés. Esta creencia añade artificialmente una presión que arruina toda posibilidad de disfrute.

Las personas lógicas trabajan para divertirse, realizarse y disfrutar, y para ellas el estrés es casi inexistente. Esto lo consiguen porque sostienen la creencia racional de que el trabajo, de cualquiera, nunca es demasiado importante. Depender mentalmente de un empleo es psicológicamente malo.

La eficacia está sobrevalorada. Un poco de eficacia es buena; demasiada es mala. Tienes que entender que cometer errores es normal y positivo. De los fallos aprendemos cosas.

Todo lo que perdemos con los errores, la comodidad, los niveles altos de producción, etcétera, es obviable. Sin embargo, lo que no es tan obviable es la paz interior, que se pierde como resultado de obsesionarse con la perfección.

La mayoría de las obligaciones son neuras procedentes de necesidades inventadas. Hay que hacer las cosas por disfrute, no por obligación.

Otro punto importante es la salud. Es conveniente ocuparse de ella, pero no preocuparse demasiado. Sin salud se puede ser muy feliz y, con salud, se puede ser muy desgraciado. Es muy sano distanciarse de uno mismo, no darse mucha importancia, porque no hay otra forma de sosegarse.

La felicidad no depende de logros o situaciones ideales, sino de nuestra salud mental. Hay que dejar de mirar al pasado con nostalgia. Aquel tiempo pasado no fue mejor, esa es una ficción de nuestra mente.

Tenemos una gran capacidad para apreciar la belleza de cualquier cosa y de cualquier lugar. Valoremos lo que tenemos cerca: es más fácil y ecológico que ansiar paraísos lejanos.

La buena autoestima no es convencerse de que uno vale, sino de que todos valemos. Es importante aceptar incondicionalmente a los demás, porque así nos aceptaremos incondicionalmente a nosotros mismos.

Hay que evitar terribilizar por terribilizar: si no conseguimos ser personas más sanas, ¡mala suerte!, pero la vida continúa. Hay dos condiciones para mejorar: trabajar y abrir la mente. Siempre podemos profundizar más en nuestra filosofía antiqueja. La queja no te lleva a ningún lugar saludable para tu estabilidad emocional.

Notas finales

En este microlibro, encontrarás múltiples herramientas para desarrollar pensamientos lógicos y positivos, acorde a tu realidad y dejando atrás el drama que no te permite disfrutar de tu vida.

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¿Quién escribió el libro?

Psicólogo nacido en 1969 en Barcelona, España, inicialmente formado en la Universidad de Barcelona. Ha escrito varios libros, entre los cuales se destacan “El arte de no am... (Lea mas)

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